Tratamiento antirretroviral para el VIH y SIDA 

Conoce los riesgos, tratamientos para la prevención y rutinas de cuidado.

Los antirretrovirales se iniciaron a usar en 1984 después que se registró oficialmente el primer caso de VIH en 1981 y se rastreara el origen de la enfermedad que ocasionaron los primeros casos en 1970 por el consumo de carne de mono de acuerdo al artículo “Historia y teorías de la aparición del VIH” de Osvaldo Miranda Gómez especialista de I Grado en Higiene y Epidemiología y Mailyn Nápoles Pérez especialista de I Grado en Medicina General Integral. 

Según la Organización Mundial de la Salud el VIH es un padecimiento que afecta el sistema inmune: destruye las células inmunitarias responsables de ayudar al cuerpo a combatir las infecciones, lo que deja al portador vulnerable a estas y a ciertos tipos de cáncer.  

Proceso de la enfermedad     

De acuerdo con José Antonio Lamotte Castillo, autor de Medisan, el proceso de la enfermedad de VIH tiene cuatro manifestaciones clínicas o fases y el sida es la fase final de la infección por VIH, la cual no desarrollan en la actualidad la mayoría de pacientes debido al tratamiento antirretroviral.   

Las primeras dos fases (infección aguda retroviral y asintomática de la infección por VIH u oportunistas menores) son prácticamente asintomáticas y los pocos síntomas que se presentan son tan comunes que suelen confundirse con otras enfermedades.  

Algunos de los síntomas de estas primeras fases son generales como fiebre, faringitis, cuadros parecidos a la mononucleosis, anorexia y pérdida de peso; entre los síntomas dermatológicos puede haber erupciones, urticaria y pérdida del cabello; gastrointestinales: náuseas, vómitos, diarrea  

Las últimas dos fases (sintomática de la infección por VIH u oportunistas menores y sida u oportunistas mayores se distinguen por síntomas como fiebres de hasta tres semanas, cansancio tal que reduce en un 50 % la capacidad para realizar actividades cotidianas, pérdida de peso, anemia, tos seca, diarrea de hasta un mes de duración, herpes simple o zóster así como repercusiones neurológicas como cefaleas, depresión, entre otros así como aparición de infecciones oportunistas, tumores raros o cáncer. 

Factores de riesgo 

De acuerdo con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades y Mercedes Aranda Audelo, infectóloga, los factores por los cuales puede contagiarse una persona son: 

  • Por medio de relaciones sexuales sin protección con una persona con VIH, en especial por vía anal (la falta de lubricación, flexibilidad y vasculatura benefician la transmisión). 
  • Al compartir agujas para el consumo de drogas entre personas infectadas. 
  • A través del contacto con la sangre de una persona con VIH. 
  • Si una madre infectada con el virus no lleva un control adecuado de antirretrovirales puede transmitirlo por medio de la gestación, parto o lactancia (en caso de estar en tratamiento y tener la carga viral indetectable, no transmitirá). 

¿Qué pruebas se pueden hacer para saber si se tiene VIH?  

La única manera de saber si una persona está infectada, según “Diagnóstico por infección por el VIH” de Manuel Rodríguez Iglesias especialista en microbiología y  Alberto Terrón Pernía especialista de la salud, es mediante pruebas de laboratorio pues los síntomas son muy generales y pueden confundirse con otro tipo de enfermedades en las primeras etapas. 

Ante cualquier duda de riesgo es mejor realizar la prueba directa, indirecta o de diagnóstico rápido. La prueba directa detecta el propio virus o alguno de sus componentes, como proteínas o ácidos nucleicos;  los  indirectos, por su lado, reconocen los anticuerpos específicos producidos por el sistema inmunitario como respuesta a la infección vírica.  

Finalmente, la de diagnóstico rápido resulta práctica para aplicarla a grandes grupos de poblaciones específicas a fin de detectar el estatus del virus. Los tres tipos de pruebas ayudan a establecer medidas preventivas adecuadas tras conocer el pronóstico de la enfermedad así como el tipo de tratamiento a utilizar.    

Pese a que los síntomas no son concretos  en la actualidad, la detección en las primeras etapas de la enfermedad es frecuente, debido a la alta consciencia de riesgo de las personas que, al saberse expuestas, se realizan la prueba y no esperan a sentir malestares, que es cuando las enfermedad ya empieza a ser grave, explica Mercedes. 

En Laboratorio Diagnóstica pueden realizarse estos estudios pues cuenta con su área de estudio de inmunología. 

El VIH no es una enfermedad mortal 

Los antirretrovirales son un tratamiento efectivo que, si bien no cura la enfermedad, la controla. De acuerdo con HIV Gob, reducen la cantidad de VIH en la sangre llevando los niveles tan bajos que la carga viral se vuelve indetectable.  

Tomar el medicamento adecuadamente permite a las personas contagiadas seguir su vida cotidiana, no transmitir el VIH a sus parejas a través de relaciones sexuales y en caso de las mujeres tener un proceso de gestación sano con solo el 1 % de probabilidades de transferir el virus.  

La doctora Mercedes añade que las personas pueden someterse a tratamiento en cualquier estado de la enfermedad y obtener resultados positivos: hacer la carga viral indetectable y por lo tanto intransmisible. En México la expectativa de vida de una persona contagiada puede ser de 70 años, si lleva un tratamiento adecuado. 

Te contamos un poco sobre el panorama general de la enfermedad.

Prevención, autocuidado para el VIH: PREP Y PEP  

Los avances que se tienen  hasta el momento han permitido crear medidas que previenen el contagio. Según Medline Plus, en caso de estar en condiciones de vida que expongan a la persona a un riesgo constante (falta de condón, tener relaciones sexuales con una persona con VIH que no se atiende, etc.), se le sugiere tomar el tratamiento de PrEP que consiste en la toma de dosis diarias de medicamento preventivo. 

También existe la opción de la prevención post exposición: una sola dosis del tratamiento PEP en un rango no máximo a 72 horas tras la posible exposición al virus. Si necesita orientación sobre dónde conseguir estos tratamientos puedes contactar al 55 19 46 97 72 o censida@salud.gob.mx quienes desde 2021 han implementado campañas PrEP de forma gratuita para el público en general. 

Proceso de la enfermedad    

De acuerdo con José Antonio Lamotte Castillo, autor de Medisan, el proceso de la enfermedad de VIH tiene cuatro manifestaciones clínicas o fases y el sida es la fase final de la infección por VIH, la cual no desarrollan en la actualidad la mayoría de los pacientes debido al tratamiento antirretroviral.  

Las primeras dos fases (infección aguda retroviral y asintomática de la infección por VIH u oportunistas menores) son prácticamente asintomáticas y los pocos síntomas que se presentan son tan generales que suelen confundirse con cuadros dermatológicos, gastrointestinales o neurológicos y extenderse por años. 

Las últimas dos fases (sintomática de la infección por VIH u oportunistas menores y sida u oportunistas mayores se distinguen por síntomas como fiebres de hasta tres semanas, cansancio tal que reduce en un 50 % la capacidad para realizar actividades cotidianas, pérdida de peso, anemia, tos seca, diarrea de hasta un mes de duración, herpes simple o zóster así como repercusiones neurológicas, aparición de infecciones oportunistas, tumores raros o cáncer. 

Medidas tras el diagnóstico de VIH 

Cuando un paciente es diagnosticado se procede a medir sus defensas por medio de un estudio llamado CD4 que es el marcador de avance de la enfermedad. Si la persona inicia con más de 300 CD4 es positivo y solo se buscará estabilidad en ese resultado, se verificará que su estado de salud sea bueno por medio de una química sanguínea completa de 45 elementos, una biometría hemática y un estudio de imagen para una exploración física completa. 

Además, se vigilará que el paciente tenga una red de apoyo social adecuada, que cuente con atención psicológica, que no sea sujeto a violencia de ningún tipo, que no sufra discriminación o estigma en su contexto.  

Cuando la persona ingresa con un nivel de CD4 menor a 200 o 50, su caso se tratará de manera completamente individual con intervención directa de un infectólogo  basado en múltiples estudios y consultas frecuentes hasta llevar al paciente a los 150 CD4. 

Panorama mundial y nacional del VIH  

Onusida implementó la acción 90-90-90 cuyo objetivo es que el 90 % de las personas que tienen VIH estén diagnosticadas y sean conscientes de lo que implica su enfermedad, que el 90 % esté en tratamiento o que tenga acceso a él y que el 90 % tenga control de la enfermedad y por lo tanto no pueda transmitirla. El alcance de esta iniciativa se proyectó para 2020, pero se modificó la meta por el Covid.  

Lo anterior, explica Mercedes, ha tenido repercusiones en México como la gratuidad del tratamiento en el IMSS, el ISSTE y en distintas instancias de salud pública, pues en una compra normal el precio oscila entre 12 mil y 15 mil pesos mensuales. 

En el país, las últimas cifras de 2021 arrojan que solo el 61 % de las personas con VIH tienen tratamiento, y si bien no es el 90 % que esperaría Onusida, es un porcentaje que demuestra que hay una detección activa de la enfermedad. Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Yucatán son los estados con más contagio y, por lo tanto, a los que tienen mayor seguimiento. 

uno de los tratamientos que puede eliminar el VIH en las 72 horas posteriores a la exposición.

Dificultades de autocuidado para el VIH en México 

Si bien las razones por las que los pacientes no le dan un seguimiento adecuado a su enfermedad son muy variadas, algunas de las razones que menciona la doctora Mercedes son:  

  • Fragmentación de la salud: aunque el tratamiento es gratuito, el traslado del paciente a otro trabajo o residencia lo hace cambiar de centro de salud, lo que puede ocasionar una interrupción del tratamiento de hasta tres meses en espera de una canalización con un especialista; en ocasiones, esta pausa hace que el paciente abandone el tratamiento al sentirse momentáneamente bien. También está el escenario de que el traslado deje al paciente sin acceso a un seguro médico y no pueda costear su medicamento. 
  • Desinformación: es decir, cuando al inicio del tratamiento no se generó en el paciente una consciencia real de su situación y no se tomaron medidas adecuadas.  
  • Uso de sustancias y problemas de drogadicción: esta situación puede hacer que el paciente no sea constante en su proceso.  
  • Estigma social: en caso de personas LGBTI+ se ven obligados en ocasiones “a salir dos veces del closet” tanto de su orientación sexual como de informar sobre su enfermedad a su entorno. Ante esto la doctora comenta que el diagnóstico es suyo y nadie les obliga a hacerlo público. 

A lo anterior, se suman violencias institucionales y sistémicas en grupos sociales vulnerables como mujeres y personas que pertenecen a algún pueblo originario.  

La finalidad del autocuidado para el VIH por medio de antirretrovirales es llevar al paciente a una carga viral indetectable e intransmisible con una vida sana y libre de prejuicios.  

La doctora Mercedes aclara que la rutina de los pacientes no debe cambiar respecto a su interacción con los demás pues el virus no se transmite por las manos, la saliva, las lágrimas, los abrazos o por compartir objetos como cubiertos, pinzas de cejas, cortaúñas, etc. No es necesario que tengan sus propias sábanas ni pasarlas por agua clorada.  

Las únicas vías de transmisión son las mencionadas en los factores de riesgo y si se toma tratamiento antirretroviral, el virus no se transmitirá. 

¿Tienes otra duda del tratamiento antirretroviral? 

Fuentes  

Escrito por: Laboratorios Diagnóstica

Fecha: diciembre 02, 2022

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